Elvia hacía más de 10 años que no hacía “chicos”. Entre las prisas y el poco tiempo que deja para cocinar atender un negocio propio el menú de la semana muchas veces se ve orientado a lo congelado o pre cocido. La oportunidad para volver cocinar en casa es aprovechada cuando los hijos van con la familia a comer, o cuando su esposo le propone algún guiso “casero”; ahí es cuando el repertorio de platillos sonorenses salen a relucir: gallina pinta, caldo de albóndigas, ejotes con pipián, bichicoris, burritos de machaca, cocido o gorditas de chile colorado. Ella recuerda como los “chicos” eran tan populares en su niñez, que los comerciantes de los pueblos vecinos a Hermosillo, venían cargados con grandes sacos, vendiendo de casa en casa chicos y chile de sarta; quienes a falta de luz eléctrica y refrigeradores “disecaban” o deshidrataban sus productos para conservarlos y poder comercializarlos.
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